lunes, 30 de junio de 2014

I Was in Arequipa..


Arequipa es la niña bonita del Perú. Tuve la suerte de estar en esta ciudad unos quince días, pues a pesar de visitar también Puno, Cuzco y Chivay, aquí era donde estuvo viviendo mi pareja casi el 2012 entero, y yo me animé a ir de visita.
Por ese motivo no puedo recomendaros ningún hotel, pero estoy segura que la oferta es muy variada, pues todo el Perú está muy preparado para recibir viajeros.

Más tranquila y segura que la capital del país, Lima, Arequipa está acostumbrada al turista. Por la calle se pueden ver a mochileros de todas las nacionalidades y de todas las edades.
En la misma Plaza tienes infinidad de locales que son agencias de viajes, con un montón de ofertas. Nosotros desde aquí reservamos el viaje en bus de ida a Puno y el tour a Chivay para ver el vuelo del cóndor. No recuerdo nombres, pero ve probando y la que os dé más confianza, la gente es muy amable.

Busca un hotel céntrico, pues no hay problema para ir andando por la ciudad. Solo ten cuidado al cruzar la calle. Hay semáforos y pasos de peatones, pero nadie los respeta. También puedes coger taxis, si acuerdas antes el precio sabrás por cuanto te va a salir el viaje. Con los que monté yo fueron todos muy correctos.
Como dato curioso, uno de ellos me contó que hacía unos dos años que se realizaba examen de conducir en el país. Que antes únicamente se pagaba una tasa y ya podías pilotar. Eso, sumado a malas carreteras y vehículos viejos, hacen que Perú tengo un alto índice de accidentes y que las calles de las ciudades sean un caos absoluto en horas puntas.
Recuerdo aún el olor a motor quemado y los pitidos de los conductores cuando me despertaba por la mañana.

 
 
 
 
 
Arequipa está al sur del país, a 2328m de altura sobre el nivel del mar. Si como yo, no estás habituado a esta diferencia, es probable que las primeras horas te sientas mareado y cansado. Además le añades el jet lag por las 6/7 horas que hay de diferencia con Europa, por lo que mi recomendación es reservar el primer día de llegada para descansar. Sé que cuesta, pues las ansias te hacen salir a la calle si eres un viajero de pro, pero hazme caso, yo pagué caro esto cuando llegué a Cuzco, y un horrible soroche, o como ellos llaman al mal de altura, me hizo perderme la única tarde que tenía para poder recorrer la ciudad. Ya os lo contaré otro día.
 




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Yo pude visitar el museo de la Momia Juanita, www.ucsm.edu.pe/santury, situado en una de las calles que salen de la Plaza de Armas, guarda en su interior a la momia de una niña que se encontró en las faldas del nevado Ampato en 1995. La visita consta de una proyección de un interesante documental que te cuenta cómo se encontró y te explica los ritos que los Incas practicaban antiguamente. Luego con un guía recorres el museo, en el que exponen distintos artículos hallados en las faldas de montañas y volcanes de todo el país.
Al final, en una urna de crista te enseñan el cuerpo de la niña. Me impactó a la vez la brutalidad de estos sacrificios, y lo bien que se había conservado.


También visité el Convento de Santa Catalina, http://www.santacatalina.org.pe/. No es una visita obligada en mi opinión, las paredes están pintadas de colores llamativos, y poco más.. Si no tienes mucho tiempo, puedes evitarlo.







 
 
Lo que debes hacer obligatoriamente es sentarte en un banco de la Plaza de Armas de esta ciudad, rodeada por los volcanes  Misti, Chachani y Pichu Pichu, y dejar pasar las horas y la gente.. Aunque pasé por ella varias veces en los días que estuve en Perú, el domingo tenía un ambiente especial.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
En un lateral de la plaza se sitúa la catedral, http://www.museocatedralarequipa.org.pe/, que sufrió un terremoto en 201o que destruyó parte de una de sus torres. Perfectamente restaurada, y de piedra blanca, vale la pena entrar para verla por dentro.
 
 





La gastronomía de Perú está considerada como una de las mejores del mundo, y yo no voy a discutir esto. Hasta incluso me comí un bocadillo en una cadena de restaurantes llamada Mamut, que estaba tan rico que a veces busco la foto que le hice y me quedo mirándolo un rato..

En la misma Plaza de Armas hay multitud de barecitos con terraza en los que puedes disfrutar de una aperitivo típico de allí, un Pisco Sour bien frio, y un buen ceviche.

Para mi ultimo sábado en Perú, mi chico había reservado mesa en el restaurante Zig Zag, http://www.zigzagrestaurant.com/, también muy cerca de la Plaza.
Allí, mientras esperábamos a que prepararan la mesa, pude degustar el mejor Pisco Sour hasta la fecha..
 
 

 
Y sin mirar mucho la carta me decanté por el plato estrella del que tanto había oído hablar, La Trilogía de Carnes..
 
 
 
 
Carne de res, de cordero y de alpaca que todavía se está cocinando cuando te la sacan a la mesa.
 
 
 
 
 
 
 


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viernes, 13 de junio de 2014

I was in Soutwold..


El año pasado estuve un mes viviendo en Inglaterra, en concreto en un pequeño pueblo llamado Bury St Edmunds.

Era agosto, y soprendentemente fue uno de los veranos más caluroso que se vivió en el país. Estaba lejos de mi Mediterráneo, pero me apetecía pasar un día en la playa.
Pregunté a la gente de allí y todos me recomendaron la playa de Soutwold, en el condado de Sufolk.

Desde Bury conducimos unos 80km por carretera de dos direcciones. Había mucho tráfico, era domingo y pasas por multitud de pueblecitos, pero es la única forma de llegar.


Parecía el típico pueblo costero, muy turístico, con supermercados, tiendas de submarinismo y restaurantes en la calle principal. Estaba repleto de familias paseando e incluso había un mercado de preciosas antigüedades muy cerca de la playa.

Aparcamos donde pudimos y con los tuppers nos fuimos a comer a la playa.
Hacía muchísimo viento, y aunque estábamos en pleno verano, suerte que me llevé manga larga.





Supongo que lo del viento no debe ser extraño, pues todo el mundo lleva una especie de lona que plantan en la arena y que les protege. Luego, paseando, pude comprobar que hay una especie de paravientos de madera. Ya lo sé para la próxima..

Una de las cosas que me gusta hacer cuando viajo es mojar los pies aunque sea en los distintos mares, océanos o lagos que visito. Sea la época del año que sea, haga el frío que haga.. Esta vez no fue menos, y ya tengo mi foto de los pies en el Mar del Norte.





En el paseo de la playa hay unas casitas en fila, de color pastel, pequeñas pero muy bien decoradas. La mayoría estaban abiertas de par en par, familias comiendo, haciendo la siesta, matrimonios leyendo el periódico..
La verdad, me daban mucha envidia.

Recorrimos la playa entera hasta esta preciosa pasarela. Supongo que habrá miles más bonitas que esta, pero era la primera que veía, y me pareció muy bonita.






Si estás en Inglaterra, y te apetece una jornada playera, prepara unos tuppers de tortilla, coge una sudadera y pásate por esta bonita playa.




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miércoles, 11 de junio de 2014

Viajar con amigos.



Mi padre me dijo hace muchos años que cuando realmente conoces a las personas es viajando.
Desconozco si esta frase es alguna cita famosa, o simple filosofía paternal. Pero después de algunos viajes con amigos tuve que darle la razón.


Ya desde los preparativos suelen haber diferencias. Si al menos se tiene claro el dónde y el cómo ya es una ventaja. Luego vendrá la elección del hotel.. Lo ideal es hacer una lista con hoteles de precios similares y adaptados a todos los presupuestos. Otra opción muy económica es alquilar apartamentos, aunque no incluyan desayuno, si vas en grupo sale más barato.
Esto parece fácil, pero todos sabemos que aunque seamos 30 amigos, siempre se va a encargar la misma persona. Gracias.

Recuerdo hace unos años, cuando se quedaba en la cafetería, con papel y boli para hacer entre todos los preparativos del viaje. Ahí es donde empieza la aventura, empiezas a planear y a soñar, ya te ves en esa calita, con un mojito en la mano tomando el sol..
No como ahora, que creamos un grupo en WhatsApp y ya nos vemos en la cola de embarque.
Yo odio esto, pues siempre me ha sido más fácil convencer con el cara a cara, que con emoticonos..

Seguro que vosotros también habréis presenciado o participado en una discusión vía WhatsApp por un malentendido tonto. Y es que las cosas se arreglan mejor en grupo, delante de un portátil, una guía de viaje y unas cervezas.


Tenemos hotel, todos sabemos la hora del vuelo o quién va a conducir. Se dijo en el grupo que maleta pequeña por si no caben en el coche, y llega el/ella con el baúl de la Piquer.
Siendo sincera diré que en la adolescencia yo también llevaba el armario ropero en una maleta, o dos, más grandes que yo. Pero con el tiempo y gracias en parte a Ryanair, he aprendido a hacer unas maletas de mano de lo mas apañadas. Algún día os contaré mis trucos.


La mejor opción cuando se viaja con mucha gente es llevar el itinerario de viaje bien organizado y cerrado.  Odio el tiempo que se pierde mientras nos ponemos de acuerdo decidiendo dónde ir o qué hacer. Esos "a mi me da igual", o "lo que queráis" sin aclarar nada me ponen de los nervios..
También se pierde el valioso tiempo del viajero esperando. Y está claro que a veces puede pasar algo que te haga llegar tarde, y es que nadie es perfecto. Pero estaréis conmigo cuando digo que estas cosas siempre suelen pasarle a el/la mismo/a..



Pero bueno, por si algún día me lee algún amigo y compañero de viaje, tengo que decir que me encanta viajar en grupo.


Viajando con amigos, y a pesar de los roces, las risas están aseguradas.


Viajando con amigos es casi seguro que por muy cultural que sea el destino, vas a acabar en algún pub o discoteca. Y no conozco sitio mejor para conocer a los locales..


Viajando con amigos vas a tener un montón de fotos de cada sitio que visites. Me encanta la quedada semanas después para compartir los reportajes, y es que siempre hay algún robado gracioso por ahí..


Viajando con amigos no te va a faltar de nada. ¿Se te olvidó meter en la maleta la blusa blanca para salir a cenar?, no te preocupes, tu amiga que llegó con el baúl de 50 kilos lleva tres. ¿Se te ha caído un botón de la camisa?, tranquilo, a Javier su madre le puso en la maleta el kit de costura.





Pero lo que más me gusta de los viajes con amigos es cuando pasa el tiempo, en una cena cualquiera, empiezan a salir las anécdotas. "¿Os acordáis de la cena que nos pegamos en Málaga?". "¿Y de cuando Jose se puso rojo Valentino ese día de playa en Mallorca?"


Y a ti, ¿te gusta viajar con amigos?. Cuéntame alguna anécdota.




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lunes, 9 de junio de 2014

I Was in Cape Town..

I was in Cape Town..

Cuando llegué a Sudáfrica decidí que lo que tenía que ver sí o sí era Ciudad del Cabo y el Parque Kruger.
Reservamos el National Park para la visita de unos amigos amantes de los animales, y el tercer fin de semana de febrero recorrimos casi 1000km en coche desde el centro para llegar al suroeste del país.

A pesar de la enorme distancia y de que los vuelos dentro de Sudáfrica no son muy caros, decidimos ir con nuestro vehículo por comodidad y porque en mi opinión, en Cape Town lo necesitas.





Está claro que si viajas a Sudáfrica, desde Johanesburgo debes coger un avión a Cape Town, pero te aconsejo que allí mismo alquiles un coche y te muevas por tu cuenta.

Sudáfrica en general es un país seguro, pero siempre te recomiendan que no camines de noche, que no te alejes del bullicio del centro de las ciudad, y en resumen, que pienses de forma lógica. En cualquier ciudad de Europa tampoco nos meteríamos en un callejón a oscuras a las afueras de la ciudad, verdad? Pues aquí igual.
Siguiendo estas recomendaciones, nosotros fuimos a todo en coche, y la verdad es que echo de menos eso de patearse y perderse por una ciudad, pero con el coche puedes llegar a más sitios en menos tiempo. Siempre hay que buscar el lado positivo..


Llegamos a Ciudad del Cabo el viernes a las tres de la tarde. Tenía la idea de comprar algo para cenar y subir a la Table Mountain (unas de las nuevas maravillas del mundo) para ver el atardecer y bajar con el último turno del teleférico.

Puedes comprar e imprimir los tickets desde la web http://www.tablemountain.net/, o si prefieres subir y bajar andando y ahorrarte ese dinero.
Supongo que debe haber niebla y viento a menudo, porque el ticket tiene validez para 15 días. Esto está genial, ya que si te sale un día como cuando llegué yo, puedes cambiar los planes sin perder la entrada.

Como el viernes el cielo estaba muy cerrado, cambiamos el plan y fuimos directamente al hotel. Reservamos en el Cape Town Ritz Hotel, http://www.capetownritzhotel.co.za/, correcto, con habitación cómoda y desayuno abundante y variado.




La calle principal de restaurantes y locales para tomar algo se llama Long Street. Había mucho ambiente, y muchos de los bares tienen unas terrazas en el primer piso que dan un rollo a la calle muy peculiar.
Nos tomamos la primera cerveza en uno de estos, no pude ver ni el nombre, solo subimos una escalera y nos lo encontramos, no es muy difícil..






Decidimos cenar pronto y en esta calle. Mi guía de viaje me recomendaba varios, y escogí el Maharaha. Es un restaurante indio, pero ni la decoración ni el menú me transportaron a Nueva Delhi. Aún así, cenamos muy bien, el ambiente agradable y música en directo.





El despertador sonó a las seis. El día estaba un poco más despejado, pero a pesar de estar todavía en verano, hacía fresquito, y viento.
No olvides poner en tu maleta ropa de abrigo si viajas a Sudáfrica, que por aquí también refresca..

Llegamos a primera hora a la Table Mountain tras las típicas equivocaciones de los gps. Con el ticket en la mano subimos sin hacer cola al teleférico.



 
 


 
 

 
 



Fotos, videos, la verdad es que es una pasada las vistas que tienes desde arriba. Asegúrate que no haya niebla, pues te perderías unas panorámicas de la ciudad impresionantes.

Volvimos a bajar con el teleférico. Como he dicho antes puedes hacerlo a pie, pero ya que en esta puedes ahorrarte el esfuerzo, yo preferí hacer el ejercicio del día subiendo a Lion´s Head, una montaña un poco más baja, pero desde la que pudimos sacar unas fotos muy bonitas









 

Está muy cerca de la Montaña Mesa, y por lo que pude ver, los habitantes de Cape Town la usan para hacer deporte. No vimos turistas aquí.
Al principio es sendero con poca inclinación, pero luego se complica bastante, hasta incluso llegar a la escalada. A veces pasé miedo, pues yo soy más de asfalto y terreno llano, pero al coronar la cima, todo había valido la pena. Eso sí, no podía dejar de pensar en que tenía que volver a bajar por esas piedras.




Nos había cundido la mañana, era solo la una del mediodía. Fuimos cerca del hotel, comida rápida, ducha y directos a Bo·Kaap, barrio malayo con calles empedradas característico porque sus casas están pintadas con distintos colores, para expresar felicidad.








Personalmente me lo esperaba más grande y más colorido por las fotos que había ojeado. A pesar de esto me gustó haberlo visto, aunque no estuvimos más de media hora paseando por la zona.


Para la mañana del lunes tenía contratada la excursión a Robben Island, que sale desde el Waterfront. Como somos previsores nos acercamos a ver desde dónde salía el barco y no perdernos por la zona.





El Waterfront es el puerto de Cape Town, con restaurantes, tiendas de recuerdos, centro comercial y una noria.
Sin mucho más que ver, y con tiempo de sobra hasta la cena, busqué en el mapa alguna playa desde la que se viera una vista bonita de la ciudad. Pusimos el gps dirección a Blouberg Beach, a unos 10km del Waterfront, y pudimos ver una preciosa puesta de sol, con la Table Mountain de fondo.








Sin perder tiempo nos dirigimos directos otra vez a Long Street. Había reservado con antelación en el restaurante Mama Africa, pues había leído que estaba genial y que siempre había mucha demanda. Desde la web http://www.mamaafricarestaurant.co.za/ puedes reservar fácilmente rellenando un formulario.
No nos defraudó en absoluto. Probamos el plato estrella, un combinado con distintas carnes que no estamos acostumbrados a comer, como cocodrilo, avestruz, Kudú (un antílope africano),...





 
 
 

Los mojitos estaban riquísimos, y allí probé el mejor Malva Pudding (postre por excelencia de la cocina típica, que consiste en un jugoso bizcocho bañado en natilla caliente), por ahora, de toda Sudáfrica. Sonaba de fondo música africana interpretada por un animado cuarteto, y el precio fue muy acorde con la comida y con el servicio.


Domingo por la mañana ya, desayuno potente y unos 70km de carretera hasta el Cabo de Buena Esperanza.
De camino pasas por algunos pueblos con encanto. A nosotros nos hizo mal tiempo y únicamente paramos en Muizenberg para hacer algunas fotos a la playa y las casitas de colores que la adornan.





Seguimos y llegamos a la reserva natural del Cabo de Buena Esperanza http://capepoint.co.za/. Entramos con el coche tras pagar la entrada en unas casetas, no recuerdo el precio, pero no me pareció cara. Además nos dieron unos mapas.

Hacía muchísimo viento, y aunque la temperatura no era muy baja, suerte que llevábamos sudaderas y pantalón largo en el coche.

Visitamos los dos view points principales, se puede ir andando entre ambos por un camino bordeando la playa, pero calculamos que tardaríamos mucho, y decidimos ir con el coche.









 
 



Me habían comentado que se veía una línea que separaba los dos océanos, el Atlántico y el Índico, pues tenían diferente color... Yo no lo ví, igual es solo entre semana.

Saliendo ya del parque no encontramos con esta maravillosa playa. Yo quería mojarme los pies en el Índico por primera vez, y este fue el sitio elegido. No podía estar más helada, se clavaba como agujas. Yo soy más de Mediterráneo.



 
 



El plan era volver a subir a Cape Town, y coger la carretera de peaje Chapman´s Peak, que son unos 10km bordeando la costa con unas vistas espectaculares a Hout Bay. Tiene algunos miradores para poder parar. Vale la pena desviarse para pasar por aquí.








Una pena que estuviera tan cerrado el tiempo a nuestro paso esa tarde.


Pero antes había que comer, y decidimos parar en Simon´s Town y así ver la famosa Boulder´s Beach, residencia de una colonia de simpáticos pingüinos.



 
 



El lunes tocaba volver, otra vez 1000km en coche hasta casa, pero antes teníamos la visita a Robben Island, el Alcatraz de Sudáfrica. Aquí fue donde pasó gran parte de los 27 años que estuvo en la cárcel Nelson Mandela.
Puedes comprar e imprimir los tickets fácilmente desde su web http://www.robben-island.org.za/.

Por regla general no suelo planear tanto los viajes, pero cuando viajas tan pocos días, si quieres aprovechar bien el tiempo, lo mejor es ir sobre seguro.

Nuestro barco salía a las 8 de la mañana y la visita a la isla más el trayecto en barco dura unas cuatro horas.



 
 



El único fallo es que todo el tour es en inglés. Un ex preso te cuenta como vivían y te introduce un poco en el terrible Apartheid.


A pesar de que mi inglés no es tan bueno como debería, y de que nuestro guía tenía un acento africano muy cerrado, sus gestos, sus miradas y sus pausas cuando nos contaba algo doloroso, me impactaron.



 
 

 
 



No hubiera estado mal algún folleto en varios idiomas que explicara los principales datos de la cárcel. Aún así, recorrer en silencio los pasillos, andar por la isla, asomarse a la celda de Mandela, fue una experiencia que recomiendo.



Como consejo repito la opción de alquilar un coche para recorrer la ciudad y alrededores, pues es bastante fácil moverse y conducir, aunque las carreteras no sean muy buenas en el país, la gente muy respetuosa.
Yo estuve tres noches en la ciudad, y planeando bien las cosas que quieres ver y visitar te da tiempo a todo. Quizás me hubiera quedado un día más para ir más tranquila, pero no teníamos más días libres.
Sobretodo reserva desde casa el teleférico de Table Moutain para evitar colas, y la excursión a Robben Island para asegurarte disponibilidad.
Lleva ropa de abrigo siempre encima, el clima variaba mucho dependiendo de la zona o de la hora y siempre no queda cerca el hotel.
Y no olvides el Mama Africa para pasar una agradable velada.





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