martes, 8 de julio de 2014

I Was In Victoria Falls


Hola viajeros! Os quiero contar el viaje que hice a las Cataratas Victoria.

Como ya sabéis, voy a estar viviendo en Sudáfrica una temporada, y como esto está tan lejos de casa, y por si no volvemos nunca más, estamos aprovechando al máximo los días libres, aplicando nuestro lema “ya que estamos aquí...”.
Y aunque fue una visita muy rápida, llegamos viernes sobre las cinco de la tarde y volvíamos domingo por la mañana, pudimos hacer varias cosas.

 
Las Victoria Falls son un salto de agua del río Zambeze, declarado Patrimonio de la Humanidad en 1989, situado en la frontera de Zambia y Zimbabue. Le puso el nombre el explorador escocés, David Livingstone, en honor a la reina Victoria.


Nuestro vuelo salió del aeropuerto de Johannesburgo con algo de retraso, y aunque solo dura una hora y algo más, al llegar tuvimos que hacer una cola enorme para pasar el control de pasaportes. Aquí se paga por todo, es un sitio muy turístico y antes de entrar ya nos habían soplado 50 dólares por el visado de turista.
 
 


 


Tanto en Zambia como en Zimbabue se paga en dólares americanos, pero también te cogen rands sudafricanos, e incluso euros en algunos sitios.


Habíamos contratado varias actividades con la empresahttp://www.shearwatervictoriafalls.com. Todo salió bien, se portaron genial viniendo a por nosotros, esperándonos,..

Para la primera tarde teníamos reservado un crucero por el río Zambeze para ver el atardecer. Al llegar con retraso pensábamos que perderíamos la oportunidad, pero los taxistas llamaron a la empresa del barco y nos esperaron, eso sí, pagando un poco más. Pero fue un detalle, sobre todo por la gente que estaba en el barco y llevaba media hora esperando.

La barca estaba muy conseguida, con sillas, mesitas, barra libre, y luego unos snacks. Unas cervecitas locales, alguna copa de vino blanco, hipopótamos y cocodrilos a escasos metros, y para rematar, una preciosa puesta de sol...
 



 
 








 
Nosotros éramos ocho, nos lo pasamos genial en esta primera toma de contacto con Zimbabue, y aunque en algunos diarios de viaje había leído que no vale la pena pagar por este sunset cruise, a mí me pareció un plan perfecto para una tarde de viernes.



De ahí, y con los mismos taxistas que nos habían recogido en el aeropuerto, y que nos esperaban en el embarcadero, fuimos al hotel. Reservamos desde su web http://www.adventurezonevicfalls.com/accommodation-detailed.html?accomdet:acode=3 en uno de los hoteles más baratos de la zona, porque nuestra idea era dejarnos el dinero en actividades.
Aunque estaba bien situado, era un poco cutre. Con desayuno aceptable, y wifi.

 

Nos recomendaron para cenar el Mama Africa, y como todos habíamos estado en el de Cape Town, fuimos con las expectativas demasiado altas. Un sitio normalito, oscuro, y aunque el servicio fue amable, y el cocodrilo estaba rico, nos pareció carísimo y nada recomendable.
 
 
 


El sábado teníamos el día completo. Para empezar, a las nueve, el vuelo con helicóptero... Yo no estaba muy convencida, pues el vuelo solo dura 12minutos y es un poco caro, pero más que el precio, estaba muerta de miedo. Pero como todos estaban tan animados, no pude decir que no. Y no me arrepentí.
 
 
 
Es cierto que se hace cortísimo, y que casi no da tiempo a hacer fotos, y a disfrutar de las vistas a la vez. Pero os aseguro que fue una experiencia inolvidable.
 
 






 

Teníamos tiempo libre hasta las 2 de la tarde, y acordamos con la empresa que nos dejara un poco antes del puente que separa Zimbabue y Zambia, y que nos recogiera en el mismo sitio.

Cuando llegas a la zona se oye el tremendo ruido que hace la fuerza del agua. Ellos llaman a las cataratas Mosi au Tunya, el humo que truena.
Os recomiendo que llevéis chubasquero, pues a pesar de que suele hacer calor, acabas empapado, solo de cruzar el puente fronterizo entre Zambia y Zimbabue.

Pasando el puente, te encuentras con la caseta para pagar el visado de Zambia para un día, o para horas, como en nuestro caso. Otros 30 dólares.

Luego, un poco más adelante tienes que pagar la entrada al Parque Nacional, que cuesta 20 dólares.
 


 

He leído que ver las cataratas desde Zimbabue es gratis, pero que es más bonita la vista desde Zambia. Nos hubiera gustado verlas también desde Zimbabue, pero no nos dio tiempo. Lo dejamos para la próxima...

Aquí dentro se notaba el turismo puro y duro, estaba lleno de gente de todas las nacionalidades, ríos de personas, y cola para hacer una foto digna sin ningún espontaneo pasando por delante.

 
 
 
 


 

Hay algunas zonas en las que el agua parece como lluvia, pues de la fuerza con la que cae, vuelve a subir. Tened en cuenta esto porque lo más seguro es que acabéis empapados. Para eso hay que ir bien preparados, como yo, que llevaba unas estupendas bolsas de plástico de supermercado, y en las que pusimos las cámaras, los móviles y el dinero. Yo quería mojarme, y acabé como si me hubiera tirado a la piscina con ropa. Aunque también llevaba ropa de repuesto, suerte que hacía bastante calor y nos secamos enseguida. Acordaros de meter en la maleta, y de poneros, protector solar. Con el agüilla que te va mojando todo el día, no te das cuenta, pero puedes acabar más rojo que un alemán en Mallorca.

 
A las 2 de la tarde nos recogían para llevarnos a hacer un pequeño safari. Se trataba de un paseo de una hora aproximadamente, montados en elefante!!

A mí tampoco me hacía especial ilusión, no me hubiera importado quedarme viendo las cataratas desde el otro lado, pero si no hubiera ido, me hubiera arrepentido toda la vida.


 

Es una verdadera pasada. Nos montamos de dos en dos, acompañados por el guía que llevaba al elefante. Me tocó uno de los más altos, y de los más jóvenes y rebeldes también... En fila de uno, unos doce elefantes, recorrimos durante una hora la reserva natural. Al bajar también pudimos darles de comer con las manos.







 

Y para finalizar, nos tenían preparada una mesa con cerveza fría y algunos snacks, deliciosos teniendo en cuenta que no habíamos comido nada desde el desayuno.

 

Era sábado y todos queríamos salir a cenar. Nos habían recomendado el Boma, y desde el hotel llamaron para reservar, pero estaba lleno. Fue una pena, porque luego nos enteramos que era uno de los mejores restaurantes...

Sin saber muy bien dónde íbamos a cenar, bajamos andando hasta el centro, y preguntando llegamos al espectacular hotel Victoria Falls. Comparado con el nuestro, aquello era una mansión digna de reyes. Pudimos cenar en el buffet por unos 40 dólares. Al principio nos pareció caro, pero ya era muy tarde y no sabíamos dónde más buscar. Pero luego nos gustó mucho. Había de todo, buen vino y varias actuaciones de grupos africanos. Cenamos genial, a la luz de las velas, y al final pagamos con gusto la cuenta.


 

A la mañana siguiente volábamos de nuevo a Johannesburgo. Habíamos quedado con los mismos taxistas que nos llevaron el primer día.

Para las actividades la empresa en la que contratamos todo se encargaba de recogernos y traernos de vuelta al hotel, y para salir a cenar, nosotros íbamos andando, pero éramos 8. Recomiendo que si vais en pareja, o con niños lo mejor es pedir un taxi en el hotel, y luego hacer lo mismo en el restaurante. A nosotros nos pareció seguro y no vimos nada para pensar lo contrario, pero es cierto que no había nada de luz y que la mayor parte de los recorridos se hacen por carretera sin arcén.


Acordaros de llevar un chubasquero, un repelente de mosquitos, protector solar y el bañador, importante si visitáis Victoria Falls en temporada seca, pues el caudal del Zambeze es menor y puedes bañarte en la famosa piscina del diablo, justo al borde de la catarata. Nosotros nos quedamos con las ganas por ir a finales de abril, justo después de la temporada de lluvia, cuando más agua lleva el río.

 



Si tienes alguna pregunta, no dudes en ponerte en contacto conmigo. Instagram, iwasthereblog. Correo, iwasthereblog@gmail.com
Este blog está hecho para poder ayudarte.

 

 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario